últimas noticias
Deportes
viernes, 08 de abril de 2022

Javier Juárez, entrenador español en Siria: "Mi concepto de héroe ha cambiado, son los sirios"

Por Beatriz García

El basquetbolista es el seleccionador de la selección siria de baloncesto desde principios de año. Afirma que los sirios le han enseñado más a él que él a ellos.

Fuente: Nius Diario


¿Cómo termina un entrenador profesional de baloncesto en Siria, de seleccionador nacional? A Javier Juárez no se le podía pasar por la cabeza hace un par de años trabajar en Damasco, pero ahora cree que decirle que sí a su representante cuando le propuso la locura fue "la mejor decisión de mi vida". 

Siria le ha cambiado, y está deseando volver para seguir aprendiendo de la vida y de lo que llama "el ímpetu de vida" de los sirios. Trabajar con ellos le ha servido para aprender mucho, "más de lo que yo les he enseñado a ellos" y en España intenta transmitir lo que es para él la verdadera Siria: un país vivo y con ganas de dejar atrás la guerra.

Pregunta (la pregunta es obligada): ¿Qué hace un entrenador español en Siria?

Respuesta. Empecé aquí a finales de enero. Y la historia es sencilla. Este año no me puedo mover de Madrid por circunstancias personales, así que no podía trabajar en ningún club que me obligase a viajar mucho. Por eso empecé la temporada sin equipo. En noviembre mis circunstancias personales mejoraron y le dije a mi agente que me interesaba entrenar alguna selección nacional. Porque un seleccionador nacional puede ir unos días antes de la competición, preparar al equipo, y volver, no tiene que vivir en el país al que entrena.

Pero claro, cuando me dijo que había oferta de Siria pensé que no. Porque te dicen Siria y piensas en guerra. Me costó decidirme un mes y medio, pero me llamó el presidente de la federación siria, me dijo que sería estar en Siria pocos días porque se juega en países de alrededor, empezó a atraerme la aventura y dije que sí. Y estoy feliz de haber tomado esa decisión porque realmente es la aventura de mi vida.

P. ¿Ha sido mejor de lo esperado?

R. He estado un mes, del 28 de enero a finales de febrero, y tengo que volver en junio para los partidos de las selecciones el 4 y 5 de julio, y estoy deseando. Sí, la verdad es que me lo esperaba peor, porque las noticias que nos llegan son los actos excepcionales de un país que ha vivido diez años de guerra.

El primer día fue muy impactante: aterricé en Beirut, vino a buscarme un coche para ir a Damasco y nos cayó una nevada tremenda. Eran 250 kilómetros y tardé cuatro horas. Entre la nevada, los controles que hay, época de COVID... Teníamos que hacer paradas cada pocos metros, porque la carretera está plagada de check-points ya que es su única manera de garantizar la seguridad, controlar exhaustivamente entradas y salidas.

Así que el viaje ya te va metiendo en una aventura: sales de tu vida de baloncesto y vas a un país que la primera imagen que te da es la de las noticias de guerra, de personal armado... Pero Damasco es otra cosa, con sus avenidas grandes, su vida, una ciudad casi occidental, casi como las nuestras.

Y luego tienes mucha sensación de seguridad, porque está muy vigilado. Y además la guerra no llegó a entrar a la ciudad, así que ha mantenido su nivel para las personas que se lo pueden permitir. Es una ciudad que está viva, los que tienen posibilidades económicas disfrutan y los que no las tienen están deseando buscarse la vida, trabajar y salir adelante.

Lo que pasa es que tú vives tu vida, y no ves a los 12 millones de personas a los que tienen que dar de comer las organizaciones internacionales, no ves al 85% de gente que sufre pobreza extrema. En tu día a día no te relacionas con esa realidad de la mayoría de los sirios. Lo ves si quieres.

P. ¿Qué te llamaba la atención?

R. Sobre todo que viven con mucho menos que aquí, y además no lo necesitan. Por ejemplo, ni en los mejores barrios de Damasco hay luz de noche. El ejemplo está en mis jugadores, que cuando salen de su país no paran en el hotel, están todo el día de compras, comiendo fuera, visitando... porque fuera de Siria tienen opciones de ocio y de tiendas y de todo que allí no.

Para mí estar allí ha sido una lección de vida y sobre todo de voluntad de vida. Son conscientes de dónde vienen y de que no quieren volver a pasar por ahí. Han sido especialmente generosos conmigo, te intentan enseñar todo lo que tienen de su país... Les da mucha pena que no puedes conocer ahora el Damasco de antes de la guerra, así que intentan contártelo y mirar hacia delante.

P. Entonces, ¿Cómo es Siria ahora?

R. Es un país precioso, con una multiculturalidad que no me esperaba, con grandes ciudades. Conviven perfectamente las religiones, puedes ver una virgen al lado de una mezquita. Y las mujeres son libres, que pensamos que en toda esta zona del mundo viven reprimidas, y no es así o no todas. Hay barrios, claro. Pero Siria es un país mucho más abierto y liberal que países de su entorno.

P. Y tus chicos de la selección, ¿Cómo son?

R. Son profesionales, pero nada que ver con lo que concebimos aquí como jugador de la selección. El jugador mejor pagado en Siria puede estar ganando al cambio 60 mil dólares. Él allí es millonario con ese dinero. Siria es el sitio más barato en el que he estado en mi vida. Es un choque grande ver que no tienen las mismas posibilidades que otros jugadores de baloncesto.

Deportivamente no pueden competir con países occidentales, hay que tener en cuenta que el país se paró absolutamente durante diez años, y se nota en su nivel deportivo. Mis jugadores serían como de tercera o segunda división de España.

Además, son veteranos, a partir de 30 años, porque en la última década no han salido jugadores nuevos. Pero tienen mucha moral y ganas, e ilusión. Ahora llevan dos años compitiendo internacionalmente, porque además de la guerra lo han tenido prohibido, y nos acabamos de clasificar para la Copa Asia, lo que para Siria es un hito, aunque luego no haya opciones reales de llegar arriba, pero es un chute de alegría para ellos haberse clasificado.

P. ¿Qué representa el baloncesto en Siria?

R. Hay muchísima afición al baloncesto en todo Oriente Medio. Y aquí el deporte es a lo que se agarra el país. Han sufrido mucho y esto les da la sensación de poder hacer otras cosas que no sea guerra, sobre todo para los jóvenes y niños que solamente han vivido el conflicto.

Estoy deseando que lleguen los partidos de casa porque van a ser muy especiales seguramente, la televisión retransmite la liga de básquet, los estadios en toda esta zona del mundo se llenan... Al final me he dado cuenta de que puedo ayudar en algo a este gran país. Sin grandes pretensiones, no voy a cambiar grandes cosas. Pero sí puedo poner mi granito de arena para devolver esperanza.

Quiero pensar eso porque estoy muy agradecido a Siria. Tengo la sensación de que he recibido mucho más de ellos, sobre todo en el ámbito humano, que lo que les he aportado yo. Y es mi manera de apoyarles. Los sirios aman a su país, han sufrido por él y cualquier demostración de que se pueden cambiar las cosas, ser un ejemplo para las nuevas generaciones en algo diferente a lo que han vivido, es muy importante. La selección tiene un seguimiento muy grande, todas las ciudades de Siria quieren albergar los dos partidos de julio. Están haciendo instalaciones nuevas, estadios... El deporte es en lo que pueden mostrar algo diferente a lo que el mundo piensa cuando la gente oye el nombre de Siria.

P. ¿En qué te ha cambiado a ti Siria?

R. En todo. Es la experiencia de mi vida, sin duda alguna. Llevo toda la vida en el deporte y tenía mis héroes. Te gustan futbolistas, tenistas, baloncestistas que son leyenda. Pero en Siria mi concepto de héroe ha cambiado. Tomé la costumbre de salir a correr por las mañanas y veía a los verdaderos héroes: gente que se levantaba para buscarse la vida totalmente al día. Tienen una voluntad de vida y fuerza interior tremenda. Siria y los sirios me han hecho feliz.

Javier Juárez no tiene fotos de la Siria destrozada, de los edificios sin rehabilitar. Ni vídeos de los niños jugando en la calle, o de los adultos buscándose el pan cada día. Porque dice que Siria no es eso, o no solamente. Cree que enseñar solo la guerra no refleja la realidad de una sociedad que sólo desea dejar atrás la guerra y volver a brillar. Para él lo han conseguido. Los sirios le han conquistado, han cambiado su mundo y ahora él espera aportar lo que pueda para mejorar el suyo.

Noticias relacionadas

  • Visita del Sr. Embajador del Estado de Kuwait, S.E. Abdullah Ali Al-Yahya, al Estadio Alberto J. Armando, “La Bombonera” | Buenos Aires, Agosto 6, 2022 (Foto: Diario Sirio Libanés)
    El Embajador de Kuwait visitó el estadio de Boca Juniors
  • Nueva gran performance del karate de la Sirio Libanesa de Catamarca
    Nueva gran performance del karate de la Sirio Libanesa de Catamarca
  • Foto: Reuters.
    La tunecina Ons Jabeur hace historia: primera mujer árabe en disputar una final en Grand Slam en Wimbledon
  • Finalizó el Abierto Club Sirio Libanés Sub10, 12 y 14
    Finalizó el Abierto Club Sirio Libanés Sub10, 12 y 14
Ver más
Seguinos en

Editorial

Caretas al viento: avalando el genocidio y el infanticidio

Las aberrantes declaraciones públicas, por parte de un alto directivo de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), no pueden más que suscitar nuestra supina condena y enérgico repudio. Grave es que haya quienes lo piensen, más grave aún es el desparpajo de expresarlo públicamente.

Ver más
Fachada